Tras una espléndida jornada de Domingo de Ramos, llegó el
Lunes Santo, el día que se prometía más tranquilo en cuanto a lo meteorológico
se refiere. Así, fue la Cruz
de Guía de la Hermandad
de la Paz la
primera en pisar las calles de Jerez a su hora, a la que le siguieron el resto
de las hermandades que ponían rumbo a la Santa Iglesia Catedral.
Parecía que el Lunes Santo sería otra jornada pletórica,
pues La Paz se
gustaba en su barrio de la
Constancia , La
Cena deleitaba a los presentes con sus andares elegantes, la Hermandad de la Candelaria con su sabor
flamenco de barrio, Amor y Sacrificio silenciaba Jerez a su paso y la Hermandad de la Viga con su imponente Señor
crucificado.
El día se gustaba, pero alrededor de las 20:30 de la tarde,
unas míseras cuatro gotas hicieron que cundiera el pánico. Las Hermandades de la Paz , La Viga y La Candelaria decidieron
continuar en su transcurrir por Carrera Oficial. Sin embargo, La Cena decidió salirse de la
misma para poner dirección a San Marcos por el camino más corto, y Amor y
Sacrificio se refugió en Santo Domingo, para posteriormente salir y dirigirse
hacia la Parroquia
de Madre de Dios.
El día se estropeó, ya no era lo mismo, pero para deleite de
los miles de jerezanos que se aglomeraban en el centro de la ciudad, la Paz , Candelaria y la Viga continuaron su recorrido
con normalidad, si bien, con un retraso de aproximadamente una hora, obligado
por la incertidumbre de la situación acontecida.
Así, disfrutamos de la Hermandad de a Paz a su paso por tornería y de
recogida en su barrio, así como de la Candelaria por Carpintería Baja y calle Lealas,
y, por supuesto, de la espléndida recogida del Santísimo Cristo de la Viga , inmerso en esa nube de
humo espesa que se forma todos los Lunes Santos en Jerez y que finaliza con el
Señor de la Viga
detenido de espaldas a la
Catedral y mirando a todo el pueblo de Jerez que acude en
masa a contemplarlo.
Un Lunes Santo agridulce que se resistió a terminar antes de
tiempo.
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